Lectura y Conversación
Pedro Arturo Estrada
Deshistorias y otros textos
—Febrero 23 de 2006—
Pedro Arturo Estrada
Foto por Jairo Ruiz Sanabria
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Pedro Arturo Estrada Z. (Girardota, 1956). Poeta, ensayista y tallerista literario. Ha publicado: “Poemas en blanco y negro” (Ed. Universidad de Antioquia, 1994), “Fatum” (Colección Autores Antioqueños, 2000). En prensa “Oscura Edad y otros poemas” (Universidad Nacional de Colombia, 2006) y “Deshistorias” (El ojo mágico editor, 2006). Premio Ciro Mendía (2004). Miembro de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob hasta 2005. Colaborador de diferentes periódicos y revistas del país. Incluido en antologías nacionales y locales y participante en los festivales de la revista Prometeo.
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“Sus poemas son los de alguien que ha vivido una experiencia, de la que uno siente que vuelve con algún desencanto; alguien que ha dejado atrás, para decirlo con un bello verso suyo, ‘el sueño mal soñado de la juventud’, y ahora busca saber ‘qué de verdad nos pertenece/ qué de verdad hemos perdido’. Amarga a trechos, su poesía se orienta sin embargo hacia el misterio, como si tratara de descifrar ‘la aritmética exacta de la muerte’ pero también ‘los signos que Dios escribe / en los dormitorios penumbrosos’”.
José Manuel Arango
“La poesía de Pedro Arturo Estrada no finge una incertidumbre, no propone un abismo, no nos llena de razones para ponernos del lado negro de la vida. Es una poesía concebida desde la incertidumbre del alma del poeta. Y es un poeta quien está frente a nosotros, no un saltimbanqui. Está lejos de hacernos una propuesta, como si fuese un negociante, como si fuese un proxeneta. El poeta no propone, no esquilma, no negocia. El poeta dice”.
Luis Germán Sierra
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Deshistorias y otros textos
Mínimo informe
No saben cantar, no entienden la música, no leen. Pero se ríen con sorna de nuestros cantos, de la música, de nuestros libros. Nos traen la guerra, clausuran la fiesta, cierran todas las ventanas. Por la calle zapatean con fuerza mientras amenazan con la sombra de sus armas el brillo mismo del sol en las paredes.
Barbotan sus enormes insultos, sus órdenes, enseñando los puños. Toman lo que quieren de nuestras mesas y abrazan cuando les viene en gana a nuestras mujeres. Saben a qué hora soñamos para controlar posibles fugas al paraíso. Han echado abajo los templos, los jardines, el silencio. Están por todos lados.
Pero alguien a punta de palabras, sigue horadando en lo oscuro.
(1999)
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La calle
Cuando tomó por la vieja calle —a esa hora irregular—, rumbo a su casa, algo en su corazón más que en su mente le advirtió del peligro. Sin embargo, la costumbre, la inercia o esa extraña fascinación que experimentan los suicidas, le hizo avanzar casi tranquilo bajo la luz exigua de una lámpara, a través del silencio sólo disturbado por el eco de sus zapatos. Cuando se dio cuenta, notó entonces que aquel no era más su rumbo de siempre. Ahora, hipnotizado, caminaba descalzo —ya no había ningún eco—, sobre la superficie antigua y terrosa de su olvidada callejuela de infancia: alcanzó a advertir la vieja casa, la puerta abierta y de nuevo, como la primera vez, el mismo, oscuro abandono.
(2004)
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La luz que agonizaPara Eladio Cañas, Se asiste siempre solo a la propia muerte. Es la última escena, sin aviso, Es esa la luz de la propia película, El fondo espectral no corresponde Hay que dejar entonces (2004) * * * Afuera la vida es
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