Noche de Campo Literaria
A cien años de la
muerte del poeta
Rafael Pombo
—Mayo 26 de 2012—
Rafael Pombo Rebolledo
(1833-1912)
Biblioteca Nacional
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Noche de Campo Literaria
en El Café de Otraparte:
Literatura a manteles:
Rafael Pombo Rebolledo
Hay obras en la literatura colombiana que no conocemos suficientemente, aunque, en apariencia, hayan habitado en nosotros desde siempre. Lenguajes y texturas desconocidas como el lado oculto de la Luna. Autores de los que apenas si recordamos algunos versos, algunas líneas, y en muchos casos sólo su nombre y un par de fechas entre las que respira la expresión más alta de su paso por el mundo. Este es el caso de Rafael Pombo, de quien todos —sin duda— conocemos desde la infancia sus poemas para niños, no exentos de ironía y un sabor dulce-amargo.
Esta noche es la oportunidad para que nos asomemos a esa otra faceta suya: la de un hombre consciente de su tiempo, profundo, sombrío si se quiere. Poemas y textos de una madurez clara y firme, en la que rezuman sus señales las más hondas contradicciones, el halo misterioso de la vida y de la muerte.
Un pequeño homenaje al poeta a cien años de su fallecimiento.
Lectura de textos y audiciones
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Caricatura de
Alberto Arango Uribe
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Rafael Pombo Rebolledo
(1833-1912)
Poeta colombiano a quien se considera uno de los nombres fundamentales del romanticismo sudamericano. Fue coronado poeta nacional en 1905.
Su familia formaba parte de la aristocracia criolla: su padre, Lío de Pombo O’Donnel, fue un destacado político, militar y diplomático cartagenero, que entre otras cosas firmó el tratado Pombo-Michelena de límites con Venezuela y se casó en Popayán con Ana Rebolledo, también de alta alcurnia. Rafael fue el hijo primogénito. Su tía paterna, Matilde, fue la madre de los hermanos Julio y Sergio Arboleda, también literatos y periodistas.
Como era costumbre, doña Ana enseñó a Rafael las primeras letras. A los once años, en 1844, ingresó en el seminario. El latín allí estudiado haría de él un diestro traductor de los clásicos. Marcelino Menéndez y Pelayo comentó acerca de sus traducciones: “No las hay más valientes y atrevidas en nuestra lengua”. De los poetas grecolatinos tradujo el episodio de Laoconte de Virgilio y a Horacio. También vertió al castellano El poeta moribundo, de Alphonse de Lamartine, y el soliloquio de Hamlet de Shakespeare.
Parece que la inclinación por la poesía nació en Pombo desde muy temprano. Ya a los diez años había copiado versos y traducciones en un cuadernillo que tituló Panteón literario. En 1846 ingresó en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, donde estudió humanidades; y en 1848 recibió el grado en matemáticas e ingeniería en el Colegio Militar que hacía poco había fundado el general Tomás Cipriano de Mosquera.
Aunque nunca ejerció formalmente esta carrera, se sabe que realizó algunos estudios para el mejoramiento urbano de Bogotá. Recién graduado, fue miembro de la Sociedad Filotémica, en cuyo periódico publicó por primera vez poesías bajo el seudónimo de Firatelio. Estas tempranas obras, cargadas de un tono sentimental, dejan entrever ecos de Campoamor, Zorrilla, Garcilaso y del legendario Lord Byron.
Posteriormente viajó a Popayán, donde su familia materna tenía propiedades, y escribió allí dos de sus poemas más conocidos: “La copa de vino” y “Mi amor”, firmado con el seudónimo de Edda. En compañía del escritor José María Vergara y Vergara fundó en 1852 La Siesta, órgano literario de marcado tinte romántico.
En 1855 viajó a Nueva York como secretario de la legación colombiana en esta ciudad. Permaneció 17 años en Estados Unidos, siendo esta su época de plenitud creadora. Tal vez el contacto con una cultura y un idioma de sonoridades diferentes dio un giro universal a su obra. También mantuvo contacto con personalidades de la intelectualidad como Longfellow y Bryant. Tradujo por ese entonces a poetas ingleses, franceses y alemanes, y sus llamados Cuentos pintados se publicaron por primera vez en esa ciudad.
Pombo fue coronado como poeta nacional el 20 de agosto de 1905 en el teatro Colón de Bogotá. El 6 de febrero de 1912 reemplazó a Manuel María Mallarino como miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, de la que fue secretario perpetuo.
Con Pombo nace, en un entorno de acento todavía colonial, una poesía nueva en el continente. Su lírica funde subjetividad y meditación filosófica, reflexivo sentimiento del amor y de la naturaleza, pálpito religioso y aprovechamiento de la experiencia. Dios, la naturaleza y la mujer son protagonistas en su obra, así como la rebeldía, el vigor, la ironía, por lo que resulta una extraña suma de autor entre devoto y demoníaco. Su inspiración romántica recorrió los caminos que van de Zorrilla y Víctor Hugo a Byron y Leopardi, pasando por los clásicos griegos y latinos, que se afanó en traducir, así como a muchos ingleses y franceses.
Su obra se puede dividir en tres ciclos que corresponden a tres momentos de la vida del poeta: primera residencia en Bogotá, residencia en Estados Unidos y segunda estadía en Bogotá. Pombo entiende desde muy temprana edad que su quehacer es escribir: “De que soy poeta apenas tengo estos datos: que no sirvo para nada, sino para hacer versos”. Sus primeros poemas fueron publicados bajo el título Exabruptos poéticos de Rafael Pombo.
En 1855, Rafael Pombo escribió “La hora de las tinieblas”, poema compuesto por 61 décimas, que abre y refleja de manera fidedigna la segunda etapa de su producción. Estos versos manifiestan un sentimiento de escepticismo y desesperanza propio del más genuino espíritu romántico. El poema “Noche de diciembre” retoma la temática de “La hora de las tinieblas”: es el escepticismo y la desesperanza, tal vez con mayor madurez literaria, pero con el mismo sentimiento y espíritu.
Entre los más logrados poemas de Pombo escritos en Norteamérica se han querido destacar “Al Niágara” y “Elvira Tracy”. En el primero hay una constante oposición entre la civilización moderna y la vida bucólica, entre la utilidad y el desinterés, entre lo artificial y lo natural, donde lo segundo siempre triunfa sobre lo primero.“Elvira Tracy” es un canto al amor verdadero, a la pureza femenina, a la inocencia; es un canto en el que se cumple el ideal romántico de morir en la plenitud de la belleza y en el inicio de la vida.
Más que un poeta del amor, Pombo canta a la amada, y más aún a la compañía de la amada. En efecto, la mujer amada es, para el vate bogotano, la suma e interpretación de toda la creación. Al lado del Pombo sentimental encontramos, por momentos, un poeta preocupado y angustiado por los grandes problemas metafísicos. En ese campo, la religiosidad de Pombo se torna a veces en misticismo.
Otro de los temas recurrentes en su obra es la historia y las manifestaciones de la cultura local. En este ámbito sobresalen sus poemas a la patria y al folclor nacional. Finalmente, cabe destacar la inclinación de Pombo por la literatura infantil, en donde da rienda suelta a su fascinación por lo fabuloso y lo mágico.
La obra completa de Pombo se publicó por vez primera en 1916, en cuatro volúmenes. El primero y el segundo contienen su obra poética; el tercer tomo lo constituyen sus traducciones, y el último encierra sus Fábulas y verdades, Cuentos pintados y Cuentos morales para niños formales, entre los que se hallan relatos como “Simón el bobito”, “La pobre viejecita”, “Mirringa y Mirronga” y “Fuño y Furaño”, que aún hoy en día son leídos por niños y adultos. Pombo dejó también numerosos artículos de crítica literaria.
Fuente:
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La hora de las tinieblas
Cogitavi dies antiquos; (Pensé en los días antiguos, y tuve en mi espíritu Carvajal – Salmo |
I¡Oh, qué misterio espantoso IISi en la nada estaba yo III¡AIma! Si vienes del Cielo, IVO si es que antes no exististe, VPues cuanto ha sido y será VI¿Cómo de un bien infinito VII¿Por qué estoy en donde estoy VIIIHoja arrancada al azar IXDe pronto así cual soñando XCon menos alma, quizás XILa debilidad por guía, XIIMas… ¡soy libre! y ¿para qué? XIII¡Somos libres! ¡Libertad XIV¡Libres, cuando delincuentes XV¡Oh, Adán! ¿Cuándo estuve en ti? XVISi en mis carnes heredé XVII¡Absurdo! ¡No puede ser! XVIII¡Esperanza que me engañas, XIXDios que por prueba concitas XXSi dijiste: “A cada cual XXISi libre siempre ha elegido XXIISi tu infinita bondad XXIIINula es mi sabiduría, XXIVNo así en la obra de aquel XXV¿Quién te hizo Dios? XXVI¡He aquí el mundo que a tu acento XXVII¡Qué importa, oh sol, tu esplendor XXVIIIDel templo monumental XXIXEl palacio en que a reinar XXXLástima, lástima horrenda XXXI¡Oh angustia! sentir por dentro XXXII¿En dónde estás ¡oh verdad! XXXIII¿En dónde estás ¡oh hermosura! XXXIVPobre mujer, sea cual sea XXXVGente… y más gente… y más gente XXXVI¡Dardo que nunca se embota, XXXVII¿Eres la serpiente horrenda XXXVIII¿No te basta el mundo? ¡Dí! XXXIXUn tiempo la idolatría XL¡Ah! ¿Qué no tiene el Señor? XLIÁngeles creó para sí, XLIIEntre dolores naciendo, XLIIIFuente que de la montaña XLIVY ¡ah! con balanza traidora XLVEl mal es piedra que cae, XLVILa tempestad nos presenta XLVIISiempre el mal va acompañado XLVIIIEl recuerdo del placer XLIXUn bien nunca satisface LDuda y exasperación LIYo, mísero, ya nací LIILa vida es sueño ¡Callad, LIII¿La vida un sueño? ¡Qué sueño LIVNo es un sueño, es un delirio LVDuelo y crimen sólo veo, LVI¿Quién sino el genio del mal LVII¿Por qué, invisible sayón LVIII“Ama, cree, sufre y espera”, LIX¡Cómo es posible, Dios mío, LXEsta abdicación que has hecho LXI¡Sabios funestos, callaos! |
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