Fernando González Ochoa
Nació para la rebeldía. Lo expulsaron de primaria las hermanas del Colegio de la Presentación de Envigado porque después de un castigo les gritó: “¡Hermanas cagonas!”. Lo echaron los jesuitas de quinto de bachillerato porque leía a Nietzsche y se empecinó en negar ante el padre Quirós, profesor de filosofía, el primer principio: una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. No era rebeldía, sino búsqueda de la verdad, de la autenticidad. Destruir la mentira para encontrar la verdad. Toda su obra tendrá una explicación a partir de esa actitud. Desde “Pensamientos de un viejo”, que publica a los 21 años, Fernando González fue eso: un maestro de escuela que enseña autenticidad y para ello todo lo destruye, porque todo es mentira. Un viaje metafísico, un viaje místico.
Ernesto Ochoa Moreno