Graciela, Sofía y
Ligia González Ochoa¿Quieres, me pregunto a mí mismo, que Ramiro vuelva? No, mil veces no. Está dormido en el Señor; ya vivió, ya pagó y fue liberado y vive en mí y es mi fortaleza. Todos los muertos, Daniel, Graciela, Alfonso, Pastora, Ramiro, están liberados ya, vivos, y somos tú y yo los que estamos muriendo. ¿La prueba? Pues que ahora irás a comer o a defecar, a verte otra cana o decir que te duele por allí. (…) Vivo feliz, feliz, pues no creo ya, no creo en nada sino en la Vida. Y cuando las arterias se cierran se abre la Vida, como le sucedió a Graciela. ¡Qué bueno! Duele mucho, pero ya, ya se acabó”.
Fernando González
En carta al doctor Francisco Restrepo Molina, esposo de Graciela González Ochoa.