Fernando González – 1915
González es un muchacho que apenas tiene veinte años. Yo lo conocí en la Universidad, y allí tuve la buena ventura de ser uno de sus poquísimos amigos, el más intimo quizás. Juntos estudiábamos y discutíamos la filosofía escolástica, leíamos y comentábamos algún libro, o fatigábamos la memoria con una declinación latina o un texto de Cicerón. Frecuentemente, por cambiar mutuas impresiones de alma, suspendíamos el silogismo y el distingo apenas empezados, o nos sorprendía la hora de clase sin saber todavía los presentes de indicativo de los verbos y el nominativo de las declinaciones. Pero esto duró muy poco: afortunada o desgraciadamente para él —que ello es discutible— la constante inquietud de su espíritu lo alejó de la monotonía de las aulas universitarias, y desde entonces la vida nos ha tenido casi por completo separados. Él vive entregado a sus lecturas y filosofías, y yo al apolillador estudio de los códigos.
Fernando Isaza