Daniel González Arango,
padre de Fernando González.
Apenas recuerdo que mi padre, Daniel González Arango, fue maestro de escuela en su juventud; y hasta le oí contar que durante algunos días iba de Envigado, mi tierra natal, hasta Sabaneta, para enseñar a leer a los hijos de don Fidel Cano… Después dejó la profesión, lo mismo que sus hermanos, que también eran maestros, y se dedicaron todos a la agricultura, a sembrar caña o a negociar en café.
Fernando González