Correspondencia

Fernando González
Carlos E. Restrepo

(1922 – 1934)

Edición póstuma 1995

Correspondencia - (1922 - 1934)

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Intercambio de cartas (1922-1934) entre Fernando González y su suegro Carlos Eugenio Restrepo Restrepo, político republicano y jurista, hombre sensato y moderado, presidente de Colombia en el periodo 1910-1914. Tras obtener el título como abogado en 1919, Fernando González fue nombrado magistrado del Tribunal Superior de Manizales, ciudad en donde estaba domiciliado su hermano mayor, Alfonso. En un intervalo del ejercicio de la magistratura, viajó de Manizales a Medellín, y el 23 de abril de 1922, en la capilla del colegio de los Hermanos Cristianos, el presbítero doctor Manuel José Sierra presenció el matrimonio que contrajo con la señorita Margarita Restrepo Gaviria. Se casaban, según escribió Fernando González, para «filosofar y para siempre».

Había conocido a su prometida tres años antes en una finca en la vereda Santa Elena, jurisdicción de Medellín. Desde entonces quedó dominado «por la energía del espacio entre sus ojos risueños». Carlosé, como se le llamaba familiarmente, «señor de la concordia», se convirtió así en su suegro, amigo y confidente. Cuando dejaron de residir en la misma ciudad, la correspondencia epistolar surgió con frecuencia, así entre Manizales y Medellín como entre Génova y Romƒa o desde Marsella, siendo notorio ese mutuo tratamiento de admiración, respeto y calor humano. Cuando Carlosé falleció de pulmonía el 6 de julio de 1937, a la edad de setenta años, Fernando escribió en la revista Antioquia: «Murió bellísimamente, tal como vivió. […] Él era mi bordón. […] Carlosé fue centro en el hogar, en las reuniones, en la patria, en su casa, en casa, en su alma y en mi alma. […] Cuán ancha era su presencia; jamás le oí quejas». Y se interrogaba: «¿Estaría emparentado este hombre con la verdad desnuda?».

(Reseña basada en la biografía de Fernando González escrita por Javier Henao Hidrón).

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«¡Cuánta falta hacen los amigos, el idioma materno, las cosas de la casa! Cuando uno llega a vivir a un país de idioma diferente al que aprendió en la niñez y la juventud, la inteligencia y el corazón se resienten. De mí sé decirle, doctor Carlos E. Restrepo, que los árboles no han dejado de ser árboles y que agua y tierra no tienen ecos en mí sino llamados así: agua, tierra».

Fernando González

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Primera edición: Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, octubre de 1995.

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