Conferencia
Francisco José de Caldas
Precursor de
campos científicos
en la Nueva Granada
—Septiembre 1.º de 2016—
Francisco José de Caldas
(1768 – 1816)
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Darío Valencia Restrepo es ingeniero civil de la Facultad de Minas y consultor independiente, con títulos de posgrado en Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia y en Recursos del Agua del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Fue rector de la Universidad de Antioquia, de la Universidad Nacional de Colombia y gerente general de las Empresas Públicas de Medellín. Es profesor emérito de esta última institución. Ha publicado diferentes libros y artículos sobre ingeniería —especialmente hidrología y recursos hidráulicos—, y otros relacionados con educación, cultura, artes, ciencia, técnica y deporte. En 2009 la Universidad Nacional le otorgó el Doctorado Honoris Causa en reconocimiento a su aporte como fundador y líder del grupo de investigación del posgrado en Aprovechamiento de Recursos Hídricos de la Facultad de Minas en Medellín. Fue nombrado Miembro Honorario de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en julio de 2016. Es columnista del periódico El Mundo.
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Darío Valencia Restrepo
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¿Fue Francisco José de
Caldas otro libertador?
Por Darío Valencia Restrepo
“Caldas fue el único en la Nueva Granada que pudo escalar volcanes con Humboldt, buscar plantas con Bonpland, copiar cuadernos de los europeos, auscultar el conocimiento de ellos y solicitarles una opinión sobre sus propias actividades científicas. Y fue también el único en recibir un elogio escrito por parte de Humboldt”.
Así se expresa John Wilton Appel en su bello y esclarecedor libro Francisco José de Caldas – A Scientist at Work in Nueva Granada, el cual hace parte de los documentos de la Sociedad Filosófica de los Estados Unidos. Una publicación de 1994, poco difundida entre nosotros, que puede consultarse en su integridad en los libros de Google.
Y el elogio de Alexander von Humboldt no puede ser más diciente: “Evidentemente, Caldas es una maravilla en astronomía. Desde hace años trabaja aquí en la oscuridad de una ciudad remota. Él mismo ha arreglado sus instrumentos para las medidas y las observaciones: ora traza meridianos, ora mide latitudes. ¡Cuánto podría lograr semejante hombre en un país donde se le proporcionara más apoyo!”.
Todavía hoy sorprende la visión de conjunto que Caldas tiene sobre la naturaleza y sus pobladores. Le interesan el territorio y la altura de las montañas, el clima y la meteorología, la distribución de las plantas y los animales, las gentes y sus costumbres, los mapas y las coordenadas geográficas de los lugares.
Humboldt es considerado el fundador de la fitogeografía, o geografía de las plantas, pero Caldas antes de su encuentro con el prusiano fue una especie de precursor pues ya se ocupaba de la distribución de las plantas según la altitud, las hoy llamadas zonas de vida en la ecología. Y también es precursor del periodismo científico entre nosotros por su primera publicación en el Correo Curioso (1801) y las muchas en el Semanario del Nuevo Reino de Granada (1808-1810).
Caldas se consideraba un ingeniero y así lo confirman varios nombramientos y responsabilidades que autoridades gubernamentales le confirieron a lo largo de su vida, pero sus únicos estudios superiores lo fueron en el campo de la jurisprudencia. Se trataba de un admirable autodidacta.
Sin conocer ningún antecedente, Caldas descubrió por sus propios medios un método para medir la altura de montañas mediante el punto de ebullición del agua, ya que éste disminuye cuando aumenta dicha altura debido a la correspondiente disminución de la presión atmosférica. Este fenómeno hipsométrico ya había sido descrito por Fahrenheit (1724) y DeLuc (1772).
Bolívar y Caldas tuvieron finales desoladores después de vivir casi los mismos años: Bolívar, con la amargura de “haber arado en el mar”; y Caldas, fusilado por la espalda en razón de su traición a la Corona. Ambos fueron criollos que se encontraron con un medio nada favorable: Bolívar regresa de Europa a Venezuela en 1806, imbuido de los vientos de cambio que soplan en Europa, y casi no encuentra interlocutor, como lo cuenta John Lynch en una importante biografía; y Caldas, se queja de no tener maestros ni orientadores y de carecer de libros; Bolívar luchó por liberarnos de las cadenas despóticas del colonialismo; y Caldas luchó por liberarnos de otras cadenas no menos opresoras, las cadenas de la ignorancia.
Fuente:
Periódico El Mundo, Medellín, Colombia, 7 de septiembre de 2014. Columna de opinión Viaje del tiempo.