Ilustración tomada de El Tiempo
Estando Fernando González como cónsul de Colombia en Bilbao, una tribu del Bajo Putumayo se comió a tres abnegados misioneros capuchinos que esparcían el polen de la fe en esas ignotas regiones de la patria. Esos santos mártires, que hoy deben estar gozando de la Eterna Luz, se llamaron en vida Fray Ambrosio de la Paella, Fray Lucas de Jerez y Fray José de la Puñeta. El caso fue muy lamentado. Y cuando llegó la noticia a España, los reporteros bilbaínos, como personeros del dolor nacional, se trasladaron al despacho del cónsul para exigirle explicaciones. […] El texto de ese reportaje, una encantadora tomadura de pelo a la gravedad hispánica, reposa bajo varias llaves en los Archivos Secretos de la Cancillería.
Lucas Caballero (Klim)