Boletín n.º 149
Septiembre 9 de 2017
Otraparte en la
Fiesta del Libro 2017
Jardín Botánico de Medellín
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Después de la celebración de sus primeros 15 años, la Corporación Otraparte se une a la Fiesta del Libro y la Cultura y le invita a la presentación de “Cartas a Simón” de Fernando González y “Sexo y saxofón” de Gonzalo Arango, nuevas ediciones publicadas en convenio con la Editorial EAFIT.
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Bueno, Moncho:
Te agradezco el que te gusten mis cartas, con ellas brego por describirte y hacerte amable el estado mental en que yo quisiera vivir y morir, y que se podría llamar: Conciencia de la Presencia de Dios. […] Al escribirte estas teologías o filosofías, lo que deseo es darte la buena que tengo, y gozar yo con ella y prepararme para que mi vejez y últimos días y horas sean gloriosos, y que cuando me duerma en Cristo ustedes celebren eso con alegría, que no se lamenten ni lloren, sino que piensen: “¡Vea, hombre! ¡Ya está con Ramiro en el reino!”. Si logro que ustedes se sientan eternos o inmortales, que vivan esto: que no hay muerte sino viaje o ida, habré conseguido que todos seamos hijos de Dios. ¡Qué bueno!
Nací en Andes, un pueblo sin gloria que se hará famoso por mi nacimiento hace treinta años y muchos meses. […] La línea de mi vida, según los astros, es una línea curva, difícil, y que conduce a la gloria. Salí del inmenso anonimato fundando el nadaísmo para restituir a La Nada su condición rebelde, y a mi vida una razón de vivir entre los signos apocalípticos y nihilistas de mi tiempo. […] No creo en casi nada, pero creo en la vida. […] No he hecho casi nada para estar tan viejo. A mi edad, Cristo estaba a punto de ser colgado de la cruz, y Rimbaud ya traficaba con armas en Abisinia después de revolucionar la belleza y escupirla en mitad de su rostro. Pero “he vivido” como dicen modestamente los pesimistas. Aunque en mi caso sería más exacto decir: ¡he amado! Miro crecer la hierba y retirarse las mareas. Siento el susurro del Universo dentro de mi alma, y las caricias del amor en mi carne. Para quejarme, tendría que estar muerto.
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Presentación
Cartas a Simón
—Lunes 11—
Lugar: Auditorio Planetario
Hora: 5:00 p.m.
Presentación a cargo de
Carmiña Cadavid Cano,
Felipe
Restrepo David
y Gustavo Restrepo Villa
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Carmiña Cadavid Cano es abogada de la Universidad de Antioquia y editora de la Editorial EAFIT desde septiembre de 2016. Para la presente edición estuvo a cargo de la transcripción de 20 cartas (hasta ahora inéditas) de Fernando González a su hijo Simón, así como de la revisión general de todo el libro.
Felipe Restrepo David es filósofo de la Universidad de Antioquia y magíster en Letras de la Universidad de São Paulo (Brasil). Colabora para la Revista Universidad de Antioquia desde 2005. Ha publicado “Voces en escena: dramaturgia antioqueña” (Fondo Editorial Ateatro Revista, 2008, Beca de Investigación Teatral del Ministerio de Cultura) y “Conversaciones desde el escritorio: siete ensayistas colombianos del siglo xx” (Editorial EAFIT, 2008, Beca de Creación Literaria en Ensayo, Alcaldía de Medellín). Actualmente es candidato a doctor en Humanidades en la Universidad de EAFIT (tema de investigación: literatura colombiana de viajes) y editor de planta de la misma institución.
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Cartas a Simón no está en la centralidad de la obra de Fernando como Viaje a pie, El remordimiento o Los negroides, primero, porque se trata de unas cartas privadas, publicadas como póstumas, y no concebidas por él como integrantes de su obra, tal vez como Cartas a Estanislao (publicadas en vida, en 1935); y segundo, y más importante, porque Fernando quiere hablarle a su hijo y solo a su hijo, no hay intención de discusión filosófica, política, social o histórica, como en sus otros libros. A pesar de ello, y en beneficio nuestro, Fernando no deja de ser el que es en Cartas a Simón, creo yo, por una condición: en 1941 publica El maestro de escuela y solo hasta 1959 aparece Libro de los viajes o de las presencias; son dieciocho años en los que no aparece con alguna obra inédita (descontando el Estatuto de Valorización, estudio jurídico publicado en 1942 por el Municipio de Medellín, y, en 1945, los últimos cuatro números de su revista Antioquia).
Podría decirse que son años de silencio como escritor, pero no es así. Decía Blanchot, con mucha verdad, que cuando un escritor no escribe, escribe cartas o diarios: eso es lo que sucede, eso es lo que vemos en estas cartas. No se trata de un discurso otro (por ejemplo, una escritura epistolar, que es menor frente a una mayor, como lo serían sus libros hechos para “mostrarse”), es la palabra y el pensar de Fernando los que están allí, enteros, con toda su potencia, su encanto y también con sus grietas y sombras. Estas cartas (como aquellas que asimismo escribió por entonces al padre Antonio Restrepo, entre 1944 y 1963), con justicia, llenan esos dieciocho años.
Felipe Restrepo David
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Presentación
Sexo y saxofón
—Viernes 15—
Lugar: Salón Humboldt
Hora: 5:00 p.m.
Presentación a cargo de
Eduardo Escobar
e Ignacio Piedrahíta
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Eduardo Escobar (Envigado, 1943) es poeta y ensayista, cofundador del movimiento literario nadaísta en 1958 junto a Gonzalo Arango, Jotamario Arbeláez, Amílcar Osorio y Alberto Escobar Ángel, entre otros. Entre sus obras se cuentan “Invención de la uva” (1966), “Monólogo de Noé” (1967), “Segunda persona” (1969), “Del embrión a la embriaguez” (1969), “Cuac” (1970), “Buenos días noche” (1973), “Confesión mínima” (antología, 1975), “Cantar sin motivo” (1976), “Antología poética” (1978), “Correspondencia violada” (cartas de Gonzalo Arango, 1980), “Escribano del agua” (1986), “Vámonos de fracasos por el aire desnudo, poema bolivariano” (1987), “Gonzalo Arango” (1989), “Nadaísmo crónico y demás epidemias” (1991), “Antología de la poesía nadaísta” (1993), “Manifiestos del Nadaísmo” (1993), “Cucarachas en la cabeza” (1993), “Las rosas de Damasco” (2001), “Ensayos e intentos” (2001), “Fuga canónica” (2002), “Prosa incompleta” (2003), “Cuatro poemas ilustrados” (2010), “Diván del recalcitrante” (2011), “Cuando nada concuerda” (2013) y “Cabos sueltos” (2017). Poemas suyos han sido traducidos al inglés por poetas de prestigio como Paul Blackburn, al alemán y al portugués, y aparecen con frecuencia, como referencia obligada, en las antologías de la poesía colombiana.
Ignacio Piedrahíta (Medellín, 1973) es escritor y geólogo. Ha publicado el libro de cuentos “La caligrafía del basilisco” (1999), la novela “Un mar” (Beca de Creación de Medellín, 2007) y el relato de viaje “Al oído de la cordillera” (2011) con la Editorial EAFIT. Es colaborador habitual de la Revista Universidad de Antioquia, el periódico Universo Centro y el suplemento Generación de El Colombiano. La publicación de sus primeros cuentos lo inspiró a dejar la geología como profesión y dedicarse a dar clases, sin la preparación suficiente y contra toda prudencia, de literatura y escritura. Más información en su sitio web.
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La escritura de Gonzaloarango sigue los caminos de la música del Jazz. Figuras espontáneas hechas con palabras van cayendo una tras otra en medio de una estructura de simple apariencia. Sus frases son golpes de efecto que van directo a los sentidos, dando un salto ficticio sobre el caudaloso río de la razón. Cinco décadas después de ser escritas, es inútil intentar desentrañar el sentido literal de muchas de sus líneas. Similares a hermosos fósiles, queda el molde y no la carne, que ya ha sido devorada en otras épocas de crudo existencialismo. Escrita en piedra, su escritura es ahora más valiosa y potente, donde destella no solo el desborde de la imaginación, sino un estado del alma de permanente inspiración, reservado a los más jóvenes y a los elegidos. De ahí, quizá, que Gonzalo se refiera al escritor como “un santo que sufre mucho”.
[…]
Sin alientos ni voluntad para enfrentar los días opacos de la cotidianidad, los personajes de Sexo y saxofón prefieren la penumbra de un bar para pasar las horas. Todo lo opuesto a una torre de marfil, el bar es un agujero desde el cual mirar el mundo al revés. Es allí donde el artista se siente plenamente cómodo, “aplazando infinitamente lo que nunca tengo para hacer”. Del aburrimiento, solo la semilla del amor puede sacarlo. Basta con que una mujer desconocida lo salude desde un carro que pasa, para que él se enamore. Si la música alivia el fastidio de la vida, el amor es el antídoto. Y, para prolongarlo, es mejor que este suceda únicamente en la mente. Las mil posibilidades del Jazz se asemejan a la incertidumbre de un acercamiento, quizá un beso. Más allá de eso está la vida real, donde el amor, inexorablemente, morirá buscando una eternidad imposible.
Ignacio Piedrahíta
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