Boletín n.º 33
Septiembre 22 de 2005
Homenaje a
Stultifera Navis
Arriba y a la derecha, Sergio
Restrepo y Laura Cardona.
* * *
El viernes 16 de septiembre de 2005 se escribió la última bitácora de Stultifera Navis. La Nave de los Locos, o simplemente La Nave, había nacido en 1999 en el barrio Mesa de Envigado. Café cultural, salón de cine y exposiciones, sitio de encuentro y tertulias, lecturas, amores, música, pintura, fogatas, péndulos y poesía. Pero especialmente de amigos y abrazos.
No la hundieron, no naufragó. Simplemente la obligaron a irse de esa agradable bahía donde navegaba tranquila, sin más ánimo que la creación artística, el pensamiento y la amistad.
Esta corporación le debe mucho a la Nave. Gracias a ella, por ejemplo, en octubre cumpliremos tres años de Cine en Otraparte. Pero hay mucho más, pues es difícil hablar de la Nave sin hablar de Sergio.
Sergio se llama Sergio Restrepo Jaramillo y ha sido durante estos últimos seis años su líder más visible (aunque han sido muchos sus cómplices). Tiene pocos años pero ya ha hecho y deshecho. Lo mueve un desespero hasta raro por hacer cosas bonitas e inteligentes.
Ultima partida de ajedrez en
la Nave. Foto Marta C. Jaramillo.
Sergio descansaba de su trabajo en Stultifera Navis ayudando en Otraparte, pues él ya es (de facto y ad honorem) su Director Cultural. Él es el que decide qué película se ve cada miércoles y el que llama a los escritores para invitarlos a las lecturas. También hace el café, riega las matas, gestiona proyectos, atiende visitantes, arregla cositas, vigila las abejas, participa en la Junta (de la cual es miembro), hace vueltas, presenta los eventos y desorganiza el escritorio. Después se va con su Cine Móvil (que también es de Laura Cardona) a proyectar buenas películas por todo el valle del Aburrá.
(Cine Móvil es hijo espiritual del Cine Andariego de Eladio Cañas Restrepo, ese otro amigo de la Nave que murió de manera trágica en enero de 2004. Ver nuestro Boletín n.º 19).
Volviendo a Stultifera Navis, o a su recuerdo, hay que decir que allí se realizaron incontables actividades durante este tiempo, y que por sus salones y corredores pasaron los más diversos personajes de la cultura en Colombia y aun del extranjero. Allí fuimos testigos, por ejemplo, de la presencia del maestro David Manzur, Jaime Jaramillo Escobar (X-504) y Marie-Hélène Lehérissey-Méliès, descendiente de Georges Méliès, pionero cinematográfico y director de cine francés, cuyas películas fueron proyectadas por Cine Móvil la semana pasada en el auditorio Fundadores de la Universidad Eafit. Pocos lugares como Stultifera Navis, tan necesarios, donde la gente leía en voz alta Las mil y una noches en vez de tramar corrupciones e injusticias.
La luz del patio central.
Foto Marta C. Jaramillo.
El proyecto original de Sergio y sus amigos en 1999 era convertir Otraparte en un centro cultural, pues no entendían cómo la casa de Fernando González permanecía cerrada al público. No se pudo. Entonces nació Stultifera Navis. Ahora que ya no existe, todos sus navegantes son bienvenidos en Otraparte. Ellos lo saben y Simona es testigo.
¿Quién es Simona? Esta es la historia: durante la primera reunión de junta directiva que realizó la Corporación Otraparte en la casa museo, ocurrió lo siguiente, según descripción del periodista Ernesto Ochoa Moreno (El Colombiano, columna de opinión Bajo las ceibas, 13 de julio de 2002):
De pronto, en Otraparte, revivieron las presencias. Ahí estaba, regresando del pasado, la mesa antañona del comedor de Fernando González Ochoa, que había sido de su suegro, el presidente Carlos E. Restrepo, y en la que el escritor apaciguaba, en torno a su esposa Margarita y sus hijos, las fatigas de su viaje y de sus búsquedas. Y ahí, al lado, tímida y silenciosa, una ceiba envigadeña, plantada en un matero, a la que habían traído cargada en brazos como a una niña. Las dos presencias, convertidas en cruce de caminos de un largo viaje que venía de antes, y de un viaje que apenas comienza, se convirtieron en un símbolo de la Corporación Fernando González – Otraparte, cuya junta directiva, con la presencia de Simón González Restrepo, se reunió el pasado jueves en la casa del maestro.
Fue Simón el de la idea, mágica como todas las suyas, de madrugar a traer la vieja mesa que, tras la salida de la familia de Otraparte, acompañó por tantos años la soledad de Fernando, hijo, y estaba guardada tras su muerte, a la espera de esta inesperada parábola del retorno. Era, repito, una presencia densa, sólida, adusta, paternal.
De repente, Sergio Restrepo, director del centro cultural Stultifera Navis, de Envigado, y presidente de la junta directiva de Otraparte, depositó en la sala el matero en que estaba plantada la pequeña ceiba que, en principio, parecía una intrusa muchachita ruborizada. Pero resulta que el arbolito tiene su historia. Es, tal vez, la última descendiente directa de las viejas ceibas de la Plaza de Envigado, que agonizan irremediablemente por el desgaste del tiempo.
La semilla brotó en el techo del templo de Santa Gertrudis, llevada allí por el viento, por una paloma (¿o sería un ángel?). El padre Eugenio Villegas autorizó a Sergio para que se arriesgara en las alturas y poder trasladar la incipiente ceiba. Él la cuidó por años y ahora, todavía en crecimiento, ha sido sembrada al frente de los sueños de lo que será Otraparte (Ver Proyecto Parque Cultural Otraparte). Perdura así, a la sombra de Fernando González, la simiente de las centenarias ceibas de Rengifo.
[…]
He vuelto mentalmente, solitario, a Otraparte. Resbalo la palma de mi mano por la superficie de la mesa. Oigo silencios en la yema de los dedos. Y largas conversaciones pausadas, y risas y ternuras. Siento vivo al maestro. Cada caricia deslizada por esta madera es como una mariposa tenue que insinúa vuelos de Intimidad. Y después llego hasta la ceiba recién plantada. Toco sus hojas, su tallo, sus tunas que apenas despuntan como pezones de adolescente. Huele a juventud. Huele a Eva creada por Jehová a los catorce años en Envigado, que decía Fernando González. Y mis manos, como las del Creador, han quedado untadas, impregnadas con aroma de muchacha, que dice también el filósofo envigadeño (Cartas a Estanislao, pag. 81 y ss. Ed. Bedout).
Otraparte ha vuelto a nacer y huele a juventud, a ceiba niña.
Simona es, pues, la “ceiba niña” que plantamos ese mismo día en compañía de Simón González (1931 – 2003), hijo menor del maestro y Gobernador de las Islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Que Simona sea entonces un símbolo de lo que se fue y de lo que será. Y que la cultura en Colombia no sea un barco fantasma.
Corporación Otraparte
* * *
Millones de historias.
Montaje Marta C. Jaramillo.
Nota: Hay muchísimo más por decir sobre Stultifera Navis, Sergio y sus amigos. Sobre sus alegrías y angustias. Es una larga historia…